Solución:
El
declarante tomó la salida con el
A
del muerto, jugó un triunfo hacia su K,
que Oeste tomó con el A
y devolvió otro trébol fallado por Sur.
El
declarante luego arrastró triunfos con su
Q
y
J
y al ver Este descartó una espada y que el
10
no cayó jugó diamante desde su mano.
Oeste
tomó con el
A,
cobró el
10
y devolvió trébol por tercera vez, Sur tuvo que fallar con su
último triunfo, cobró el
K
y salió del muerto jugando el
J
sobre tomando con la última entrada en su mano, la
Q,
al no encontrar el diamante dividido 3/3 tuvo que pagar una
multa.
Mala
suerte en la distribución de los Corazones y los Diamantes. Mala
suerte que Oeste tuvo el
A
facultándolo a jugar su
10
establecido y luego un trébol para quitarle el último triunfo a
Sur.
Mala
suerte por supuesto!. Pero mal jugado también.
Sur
no manejó bien sus triunfos y perdió el control del palo, Sur no
debió haber continuado el arrastre con el
J,
sino que debería haber atacado el palo de diamante para forzar
la salida del
A.
Sur,
luego de cobrar la
Q,
bien podía permitirse el lujo de hacer caso omiso, por el
momento del
10
x que aún quedaban en manos de la defensa.
¿Cuál
era el temor?, ¿ Qué un defensor pudiera hacer un fallo en
diamante?
En
ese caso quedaría un solo triunfo afuera, cuando Sur tomase la
mano podía eliminarlo cobrando el
J,
para producir 10 bazas.
En
efecto, no interesaba si la defensa hacía dos bazas en triunfo o
una sola, lo que sí interesaba era hacer: cinco triunfos de la
mano, dos espadas, dos diamantes y el
A.
Expresado
en perdedoras, no entregar mas de dos triunfos y el
A.
Pero
para esto era necesario pensar como manejar los triunfos
juiciosamente, ya que los ataques en el palo de trébol hacían
temer la perdida del control del palo de triunfo.