Como en muchas otras actividades, la
mente del bridgista es un factor esencial, sin duda tan
importante como sus conocimientos.
Todo jugador que se siente en una mesa de juego con la
mente en otro lugar, sin duda producirá un cúmulo de errores y
desaciertos.
El Bridge es un juego de precisión en el que la mente tiene
una actividad fundamental.
Al iniciar el juego, el bridgista debe planificar con su
compañero los sistemas, convenciones o variantes que
desarrollará y luego deberá dar cumplimiento estricto a ello,
desde la tablilla Nº 1 hasta la última del torneo.
Prepare su mente con total concentración; toda competencia
pondrá a prueba sus nervios y su actuación dependerá siempre
de la consistencia y fortaleza de ellos.
Las situaciones adversas se presentan inexorablemente a
todo bridgista y no sólo a Ud.
Acepte los inconvenientes y sepa enfrentarlos con
entereza.
No se considere un jugador con mala suerte ni llore por la
suerte del rival.
Todo esto contribuye a que su mente se aparte del juego y
Ud. no debe permitir que su mente se distraiga mientras esta
compitiendo, pues debe estar en condiciones de captar todos
los detalles más imperceptibles.
Todo esto le reportará una fuerza de voluntad y fortaleza
anímica que le permitirán afrontar las contingencias más
desgraciadas cuando la tensión y el cansancio parezcan minar
sus reservas.
Es muy importante estar en plena aptitud mental y
concentración para afrontar la tablilla que sigue.
Por eso olvide sus errores o desgracias anteriores; seguir
pensando en ellos ninguna ventaja le reportará.
No hay situaciones ni adversarios sencillos.
Su enfrentamiento sin concentración puede acarrearle
inconvenientes imprevisibles.
Hay normas fundamentales cuyo conocimiento nos permite
competir con probabilidades de éxito, pero estas posibilidades
se limitan cuando la mente y la concentración no están
presentes en el momento de jugar.
En Bridge es esencial evitar errores. Por eso concéntrese
desde la primer tablilla hasta la última y tenga en cuenta que
triunfa quien comete menos errores.
Anticípese a los problemas y adopte variantes ciertas que
no le aparejarán inconvenientes en lugar de aquellas que no
sabrá conducir.
Juegue con inteligencia. Rechace las decisiones heroicas.
No resuelva usted solo, recuerde que tiene un compañero que
muchas veces estará en mejores condiciones de tomar una
adecuada decisión.
No pretenda ganar todas las tablillas. Respete al rival que
también tiene trece cartas.
Concéntrese y cuente. La distribución de las cartas de su
compañero, la de los rivales, los puntos de sus compañeros y
los de sus rivales. Vuelva a contar y repita esta actitud
tantas veces como lo necesite.
La diferencia entre un buen y un mal jugador es que el
primero cuenta y el otro no. La cuenta implica atención y
concentración.
No sea perezoso y negligente pues la aptitud para contar le
significará una enorme e indispensable ventaja.
No se sobreestime. Perfeccione sus conocimientos básicos y
no se sature de sistemas y convenciones que no esta en
condiciones de asimilar y de jugar sin deterioro de su mente y
concentración.
Recuerde que en los resultados de un torneo no figuran ni
el sistema ni la convención con lo que lo logró.
Por último, tenga presente que no siempre quienes juegan
bien son “ganadores”. Se necesitan otros atributos, además de
jugar bien, para ser un ganador. Y entre esos atributos
figuran la mente y la
concentración.
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