"Un Tesoro bien oculto"
por Adolfo A. Gabarret
El contrato era lógico y la mano parece una de las sencillas y hasta
monótonas, que se ven por docenas... todos los días. Evidentemente, todo lo que el
declarante tiene que hacer es acertar la finesse a la Q
que, para su desgracia se podía ensayar para los dos lados.
Pero resulta que el jugador sentado en Este era uno de los mas
brillantes maestros europeos Pierre Albarran. No hay mano, por simple que
parezca, que no presente alguna complicación cuando él esta en la mesa.
Oeste |
Norte |
Este |
Sur |
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1
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Paso |
1
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Paso |
1NT |
Paso |
3 NT |
Paso |
Paso |
Paso |
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Salida: J
El muerto jugo el 3...Este sirvió el 8 y el declarante tomó con el A...
ahora jugo el 2...
Oeste el
K... el 3
y el 4.
Oeste
continuó con el 10
Norte el K, el 9
el 2. El
declarante siguió con
, y Este,
después de ceder una vuelta, tomo la siguiente con el A,
a continuación jugó la Q,
todos dieron... y ahora tendió la celada...la Q!!!,
ocultando astutamente su 4ta carta en el naipe de
.
Sur era un buen jugador y al ver que Este no cobraba el 4to,
dedujo que lo tenia Oeste, y su plan ulterior se basó en impedir que Oeste
volviera a tomar la mano, porque si bien podía soportar la pérdida de una baza
en
, no podía
ceder ninguna mas.
Con total confianza adelantó el A
y jugo chico al 10.
¡¡¡Tableau!!! Este hizo su Q;
ya sola; y el 5
apareció como por milagro, imponiendo una multa.
Es evidente que el declarante no puede ser criticado y que todo el
mérito recae sobre la defensa planeada por Este desde su primera jugada.
El final de 6 cartas era...
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