---

 Contrato: 4

 Salida: Q

 Oeste inicia el ataque con la Q, el muerto juega el K y Este toma con el A que hace la primera baza, Este devuelve el 9 para el J de Oeste, que hace la segunda baza, y sale de su mano jugando el J.

 Sur toma con el A del muerto y da tres golpes de triunfo terminando en el muerto, Oeste descarta un corazón y un diamante, ahora Sur vuelve a su mano fallando el tercer corazón y juega la Q, Este toma con el K.

La situación es la siguiente:

9      K 9 6 3

8 4 Q J 5

 

 ¿Cómo continuaría UD, la defensa de la mano?

 Solución:   

 En la realidad el jugador sentado en Este, decidido a no volver al doble fallo, volvió el J (negando la Q) para ver que efecto producía.

 Sur no calló en la celada, él tomó con el K del muerto y continuó con el 9 que hizo la baza y Sur reclamó su contrato.

 La pereza de no contar la mano fue lo que indujo a Este a entregar este contrato, veamos:

 A Sur le vimos 5 cartas de espadas, dos de corazón (falló el tercero) y dos diamantes (salió de su mano jugando la Q, obviamente con Q x x, el hubiera jugado pequeño en la primera vuelta del palo).

 Sur tiene 5-4-2-2 con absoluta certeza, en cuyo caso una vuelta al doble fallo, concediendo un descarte no es de ninguna utilidad para el declarante ya que siempre debería perder una baza de trébol.

 La solución es jugar diamante al doble fallo.

 Otra manera de llegar a la misma conclusión es contar las bazas del declarante, veamos: 5 bazas de triunfo, una de diamante, y a lo sumo dos de trébol, la cuenta da ocho, volver al doble fallo para salir de la puesta en mano, entrega la novena baza, pero nunca la décima.

 Las cuatro manos eran:

Q 9 7 2  K 8 2  A 9 K 9 6 3

6       Q J 10 5 3  J 10 7 6 3  8 2

J 5 3  A 9 4  K 8 5 4 Q J 5

A K 10 8 4     7 6  Q 2  A 10 7 4