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¿Que es jugar?
por Lucho Konstantinowsky

Jugar debería sernos natural. De niños lo hacíamos instintivamente, no precisábamos un curso para aprender a divertirnos; en cambio, para el adulto, ¿Qué hacer? se convierte en una pregunta angustiosa cuando deja sus ocupaciones habituales.

 

Este tiempo libre, que Ortega y Gasset pediría se usara en el ocio creador, para el adulto supone un gran esfuerzo conseguirlo.


Tanto esfuerzo se gasta en la competencia material, que al llegar el tiempo libre, parece que el agotamiento hace presa del individuo, y un descanso totalmente pasivo parece ser, al principio, lo más atrayente. Pero esta alternativa se agota rápidamente, porque descansar supone actuar en algo distinto de lo rutinario y cotidiano.

 

El ya citado Ortega y Gasset, uno de los filósofos más importantes del mundo moderno, decía, en "la Caza y los Toros", que un marinero nunca es importante en el barco, porque allí lo que tiene que cumplir es una función. Si es descuidado, terminará haciendo zozobrar la nave, pereciendo él con ella. En el mundo del navío, siempre podrá ser reemplazado por otro marinero. El marinero cuenta como individuo único e insustituible en el puerto, porque ahí hace lo que quiere, está libre, y puede desarrollar su personalidad. Esto no es tan intrascendente como puede parecer a simple vista; precisamente, han sido las actividades "de portus", de donde se deriva el deporte, una actividad importante del ser humano en todas las civilizaciones.

 

Visto así, jugar es algo serio. Supone usar el tiempo que no se enajena para la propia diversión, y con plena libertad. Es un tiempo muy valioso, fue ganado con mucho esfuerzo, y no debe desperdiciarse. Hacerlo, sería menospreciar el esfuerzo que costó lograrlo. Jugar implica volver a ser niño, dejar el mundo del prestigio y de la retribución, para realizar una actividad cuya gratificación está en ella misma.


Cuando el adulto juega sin la debida evaluación de sus motivaciones, distorsiona la actividad, comienza a hacer del resultado una fuente de prestigio, deja de jugar como un niño, y vuelve a ser un adulto que no sabe descansar.

 

Una de las grandes contribuciones del Bridge es el ayudar a gozar el simple hecho de jugar, a compartir con otra gente una actividad. Está muy divulgado y recomendado el ejercicio físico, la gimnasia aeróbica, el caminar, el jogging, etc. Son ya parte de la vida cotidiana. Para todos es claro que no se descansa físicamente simplemente reposando, que el exigir al músculo una actividad es sano y positivo.


En el plano mental, el Bridge cumple las mismas funciones que los aeróbicos. Descanso porque salgo de mis actividades habituales: hago un esfuerzo intelectual que, lejos de cansarme, me hace sentir más relajado y más alerta.

 

Cuando afirmamos que es un ejercicio intelectual, no estamos haciendo una simple frase, procuramos señalar lo que el Bridge puede hacer en favor de su memoria y su concentración.